En la modalidad e-learning, los tutores estamos en permanente proceso de re-aprendizaje y re-conceptualización: no sólo adoptamos nuevas herramientas sino también adaptamos a ambientes virtuales recursos utilizados en la enseñanza presencial. Tal es el caso del portfolio, herramienta utilizada en otros ámbitos profesionales pero que ha sido adoptada en educación gracias a su gran potencial para evaluar habilidades complejas.
Un portfolio es mucho más que una simple colección de datos: es una estructura que da cuenta de la riqueza de los procesos de aprendizaje al permitir al estudiante involucrarse y comprometerse activamente con su proceso de formación.
A través de un portfolio el estudiante puede:
✓ reflexionar en la acción a lo largo de todo el proceso de aprendizaje: antes, durante y finalizado el mismo.
✓ ver reflejada la evolución del propio proceso de aprendizaje.
✓ activar la experimentación, la reflexión y la investigación.
✓ analizar y evaluar los logros y los puntos débiles con el propósito de poder generar acciones para su mejora y superación.
En otras palabras, el portfolio contribuye a comprender en profundidad el proceso de aprendizaje al permitir recopilar evidencias significativas del trayecto recorrido. De allí que la flexibilidad y el dinamismo sean dos características de este recurso debido a la multiplicidad de contextos y temáticas en las que se utiliza.
El portfolio es una apuesta a la evaluación formativa a partir de la mirada de la propia práctica, como podemos ver en estos ejemplos recopilados en el curso Enseñanza en el entorno virtual, donde los estudiantes relatan brevemente sus experiencias de cursado:
Equipo de Net-Learning
